TABLA PERIÓDICA DE LAS EMOCIONES
“Viviendo emociones” es una guía básica para desenvolverse en el apasionante mundo de las emociones. Parte de una premisa clara; las emociones son energía humana, por tanto, ni se crean ni se destruyen; solo se transforman.
La guía se compone del “Manifiesto de las emociones”, un documento que proporciona unas pinceladas clave para usar la emoción de un modo efectivo en nuestro trabajo, e incluso en nuestra vida.
Y de la “Tabla periódica de las emociones”, donde se presentan todas las emociones como elementos químicos. Desde esta tabla podemos elegir las emociones, alterar sus valores y mezclarlas a nuestro gusto para generar interés y empatía. Cada emoción está enlazada a una página web donde se puede leer su definición y buscar sinónimos y antónimos.
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Hoy en día todos somos conscientes de la importancia que tiene para los niños la inteligencia emocional, que no es otra cosa que aprender a reconocer y canalizar las emociones. Hasta el imperio más poderoso ha caído por culpa de las emociones, del deseo, la ambición, el miedo..
Manejar las emociones no es fácil, nada fácil. Algunas emociones llegan sin avisar, como un torrente, y nos descoloca por completo. Por eso es bueno hablar de todas ellas con los niños, enseñarles qué se siente, por qué pueden llegar, y sobre todo, qué hacer si las sentimos. Y para ello, puedes ayudarte de esta tabla periódica de las emociones, que suponen un repaso de todos los estados emocionales y sentimientos que podemos experimentar (no están todos, evidentemente… ¡son muchísimos más!). De entrada, podemos diferenciar entre emociones negativas y emociones positivas:
1. Emociones positivas en los niños:
Las emociones positivas son aquellas que nos aportan algún tipo de beneficio, que nos ayuda a sentirnos bien, a crecer por dentro y por fuera, a aprender de forma positiva. La mayoría de ellas tienen que ver con valores esenciales, y muchas otras, con estados de ánimo. Entre las emociones positivas están por ejemplo las más básicas: la alegría, el entusiasmo, la felicidad… Pero también encontramos otras emociones que nos ayudan a aprender y a descubrir: la curiosidad, la ilusión, el entusiasmo…
Las emociones positivas que guardan relación con los valores, nos ayudan a sentirnos mejor con nosotros mismos (y con los demás): la sensación de amabilidad, de solidaridad, de ayudar a otra persona, transmite amor, y por supuesto, felicidad. Por eso, valores como la gratitud, la empatía o la compasión, implican emociones muy positivas.
La realidad es que todas las emociones pueden estar relacionadas: unas nos llevan a otras. La expectación por ejemplo, puede llevar a la ilusión, y ésta a su vez, puede llevar a la euforia y al entusiasmo. Al final todas ellas desembocan en felicidad. Esto es porque las emociones se transforman. De cada uno de nosotros depende que se transformen en emociones positivas o negativas. Si la expectación te lleva al miedo, tal vez el resultado sea diferente, ¿no crees?
2. Emociones negativas en los niños:
Las emociones también pueden ser negativas. Son aquellas que nos bloquean, que nos impiden aprender, avanzar y conseguir objetivos. Aunque en todos estos casos, siempre pueden transformarse en emociones positivas. por ejemplo: el miedo puede ser una emoción negativa si nos bloquea y nos lleva al pánico o el terror. Pero el miedo puede ser positivo si nos lleva a la prudencia.
Otras emociones negativas nos hacen daño a nosotros mismos, ya que nos lleva a la infelicidad, como son los celos, la envidia, la soberbia… Si no conseguimos transformar estas emociones en alguna positiva, son realmente destructivas con la autoestima y la confianza en sí mismo del niño.
Puedes usar por tanto esta tabla periódica de las emociones para repasar emociones a las que tu hijo seguramente no haya conseguido dar nombre nunca, pero que reconozca en cuanto le expliques qué se siente; el miedo, el asco o la ira son emociones básicas que seguramente sepa reconocer, pero existen otras muchas como la humillación, la decepción, la frustración, el rencor… que probablemente haya sentido alguna vez sin haber sido capaz de darle nombre.
Recuerda, que como todos los elementos físicos, las emociones no se destruyen, sino que se transforman. Ayuda a tu hijo a canalizar las emociones negativas ya transformarlas en positivas. Esa es la tarea más compleja pero la más importante de todas.
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