En el primer año del bebé, los sonidos y la música tienen un papel muy importante en la evolución intelectual y emocional del pequeño, y la música clásica es muy buena para los niños por su gran variedad de beneficios, ya que ella sola puede aportarles tranquilidad, estimulación, les puede ayudar a concentrarse y además consigue que tengan una mayor sensibilidad en lo que al arte se refiere. Esto es un adelanto. En las siguientes líneas te los explicamos de manera más argumentada.
- Ayuda a aumentar la capacidad de memoria, atención y concentración.
- Promueve el aprendizaje ya que con ella los niños van descubriendo nuevos sonidos y ritmos. La variedad es muy extensa, por lo que el aprendizaje se intensifica con cada melodía nueva.
- Estimula la creatividad, la imaginación y la coordinación.
- Favorece el hecho de que a los niños les guste la música en todo su abanico de posibilidades y que en el futuro elijan con mayor facilidad la música que quieran como preferida.
- Estimulará la pasión de los niños por los instrumentos musicales y les dará ganas de comenzar a tocar alguno de los miles que existen en el mercado musical.
Cualquier pieza de música es buena para los niños, aunque entre sus favoritas siempre están los temas de grandes compositores como Mozart, Bach o Vivaldi. Entre las composiciones que más gustan entre los bebés podemos destacar: las sonatas del primero, los conciertos del segundo o Las cuatro estaciones del tercero.
Es importante vigilar el volumen de la música: hay que procurar que el volumen esté bajo al principio y subirlo poco a poco. Lo mismo ocurre cuando apagamos; debemos hacerlo con suavidad y sin brusquedades, para evitar un desequilibrio ambiental.
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