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comportamientos para detectar de forma precoz el ASPERGER en la etapa infantil.
El Síndrome de Asperger (SA) es el término utilizado para describir la parte más moderada y con mayor grado de funcionamiento de lo que se conoce normalmente como Trastornos Generalizados del Desarrollo (o de espectro autista).
Al igual que las demás condiciones registradas en dicho espectro, se cree que el Síndrome de Asperger (en adelante SA) representa un trastorno del desarrollo con base neurológica, de causa desconocida en la mayoría de los casos, en el cual existen desviaciones o anormalidades en tres amplios aspectos del desarrollo: conexiones y habilidades sociales, el uso del lenguaje con fines comunicativos y ciertas características de comportamiento y de estilo relacionadas con rasgos repetitivos o perseverantes, así como una limitada pero intensa gama de intereses.
La presencia de estos tres tipos de disfunciones, cuyo grado puede ir de relativamente moderado a severo, es la que define clínicamente todos los trastornos generalizados del desarrollo (TGD), desde el SA hasta el autismo clásico.
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En el recreo juega solo, corre o deambula por el patio; no suele buscar a otros niños para jugar; pasa el tiempo con actividades inusuales como buscar insectos o recoger objetos del suelo
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Las relaciones con los compañeros son escasas o inexistentes.
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No suele permanecer atento en el tiempo de asamblea, se suele levantar, deambular por el aula o iniciar actividades de su interés en solitario.
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En cuanto a conceptos y contenido no tiene grandes dificultades, está dentro de la media del grupo o incluso por encima.
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A menudo hay que llamarlo varias veces por su nombre antes de que atienda, especialmente si está jugando con algo que le guste mucho.
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Cuando se le dice “no” a algo, puede llorar o gritar de manera desproporcionada.
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Nada lo consuela, no sirven las explicaciones ni las recompensas. A veces solo se calma cuando llega su madre.
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Puede tener problemas con los compañeros. Cuando los otros niños no hacen lo que él quiere o espera, a veces les pega o llora.
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Dificultades en psicomotricidad fina. No le gusta colorear. Se niega y se bloquea.
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Su atención es muy pobre y dura poco tiempo. Pierde fácilmente el sentido de la tarea. Necesita al adulto a su lado.
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Falta de iniciativa en la resolución de problemas simples. Si le falta un material, no pide ayuda. Se queda quieto hasta que un adulto le pregunta qué le ocurre o le da directamente lo que necesita
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Los cambios en las rutinas son un problema que fácilmente acaba en rabieta y llanto. Se pone muy nervioso y alterado cuando hay un profe nuevo o rechaza hacer actividades nuevas.
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